sábado, 3 de diciembre de 2011

CORAJE


Tener el valor de subirse a una
bicicleta, y además participar
en competencias deportivas
con el riesgo que ello implica.
(Niños compitiendo el el parque
recreativo "Caña Hueca" en
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas)
SE DICE QUE NADA ES TAN INFLUYENTE NI DETERMINANTE EN LA VIDA DEL NIÑO COMO EL PODER MORAL DE UN EJEMPLO SILENCIOSO. PARA QUE LOS NIÑOS SE TOMEN LA MORALIDAD EN SERIO, DEBEN ESTAR EN PRESENCIA DE ADULTOS QUE SE TOMEN LA MORALIDAD EN SERIO. Y DEBEN VER CON SUS PROPIOS OJOS QUE LOS ADULTOS SE TOMAN LA MORALIDAD EN SERIO.
SI DESEAMOS QUE LOS NIÑOS POSEAN LOS RASGOS DE CARÁCTER QUE MÁS ADMIRAMOS, DEBEMOS ENSEÑARLES CUÁLES SON ESOS RASGOS Y POR QUÉ MERECEN NUESTRA ADMIRACIÓN Y COMPROMISO.

"LA EDUCACIÓN DEBE AFIRMAR LA IMPORTANCIA CENTRAL DEL EJEMPLO MORAL". Aristóteles.

"EL COMIENZO ES LA PARTE MAS IMPORTANTE DE CUALQUIER OBRA, ESPECIALMENTE EN EL CASO DE UNA COSA JOVEN Y TIERNA; PUES EN ESA ÉPOCA SE FORMA EL CARÁCTER Y SE GRABA MEJOR LA IMPRESIÓN DESEADA, EN TAL CIRCUNSTANCIA LOS JÓVENES MORARÁN EN UNA TIERRA DE SALUD, ENTRE BELLAS VISTAS Y SONIDOS, Y RECIBIRÁN LO BUENO EN TODO, Y LA BELLEZA, EMANACIÓN DE OBRAS GRÁCILES, SE INTRODUCIRÁ EN OJOS Y OÍDOS COMO UNA BRISA SALUDABLE DE UNA REGIÓN MÁS PURA, E INADVERTIDAMENTE GUIARÁ EL ALMA, DESDE LOS PRIMEROS AÑOS, HACIA LA SEMEJANZA Y SIMPATÍA CON LA BELLEZA DE LA RAZÓN.  NO PUEDE HABER FORMACIÓN MÁS NOBLE". Platón, República.


"TODO AQUELLO QUE SEA VERDADERO, HONORABLE, CORRECTO, PURO, ADORABLE, TODO AQUELLO QUE GOCE DE BUENA REPUTACIÓN, TODO AQUELLO QUE SEA EXCELENTE Y LOABLE, DEBE SER OCASIÓN DE REGOCIJO PARA TU MENTE". San Pablo.

FRAGMENTOS QUE INSPIRAN EL BIEN EN LA MENTE Y EN EL CORAZÓN:

Coraje

¿Valientes? o mas bien ¡temerarios!

"Nos volvemos valientes al realizar actos de valentía", declara Aristóteles en su Ética nicomaquea. Las disposiciones del carácter, las virtudes y los vicios, se fijan gradualmente por medio de la práctica. Así, "al habituarnos a afrontar cosas terribles y al resistir contra ellas, nos volvemos valientes, y cuanto más valientes somos, más capacidad de resistencia poseemos".

No obstante, la resistencia contra las cosas amenazadoras no se debe confundir con la temeridad. El miedo ante el peligro es una emoción totalmente justificable. El gran novelista americano Herman Melville expresa bellamente la perspectiva aristotélica en un revelador pasaje de Moby Dick, donde Starbuck, el primer oficial del Pequod, interpela a la tripulación:

---No toleraré en mi buque ---dijo--- a ningún hombre que no tenga miedo de una ballena.
Con lo cual insinuaba que el coraje más confiable y útil es el que surge de una justa estimación del peligro, y también que un temerario es un camarada mucho más peligroso que un cobarde.

La persona valiente no es la persona que nunca tiene miedo. Esto se aplica más bien a la persona precipitada o inconsciente, alquien que puede causar más daños que beneficios en una emergencia. Es difícil "educar" a dicha persona en el momento.
La imprudencia de montar una tortuga, sin
que ello signifique falta de valor.

En cambio el cobarde, la persona que carece de confianza y sufre un exceso de temor, puede llegar a sentir el estímulo del ejemplo.

El carácter contagioso de una conducta valerosa puede inspirar ---y también avergonzar--- a todo un grupo. Eso nos da la clave del coraje que inspiró al romano Horacio en el puente y al rey inglés Enrique V en la batalla de Agincourt. También nos da la clave del coraje que exhibieron quienes sufrieron los abusos en silencio cuando se unían a las filas de Gandhi y Martin Luther King, Jr., en actos de protesta no violenta destinados a despertar la conciencia pública contra la injusticia.

Otra clave de su éxito, por cierto, era la razón: una razón práctica, dueña de una elocuencia que nace de un auténtico dominio de nuestro patrimonio cultural y que fortalece la voluntad para actuar con inteligencia. La mera inclinación a hacer lo correcto no basta. Hay que saber en qué consiste lo correcto. Necesitamos sabiduría ---a menudo la sabiduría de un líder--- para dar determinada forma a nuestro coraje, para imprimirle un rumbo inteligente. Y necesitamos esa voluntad y esa motivación que los líderes inspiradores pueden ayudarnos a descubrir en nosostros mismos cuando no podemos descubrirlas por nuestra cuenta.

Según Aristóteles, el coraje es una disposición a sentir grados pertinentes de temor y confianza en situaciones desafiantes (lo "pertinente" varía muchísimo con las circunstancias). También es una disposición a defender nuestro terreno, a avanzar o retroceder según los dictados de la prudencia. Para cimentar esa disposición, empero, es preciso adquirirla. Y eso significa práctica, lo cual significa enfrentar temores y actuar de cierta manera antes de contar con la disposición para ello: actuar con valentía cuando no nos sentimos valientes.

El miedo a la oscuridad es casi universal entre los niños, y brinda oportunidades relativamente inocuas para las primeras lecciones de valor. En las familias, los hermanos mayores pueden cultivar su propia disposición presentando una actitud valiente ante sus hermanos menores: "¿Veis? no hay nada que temer". Ésta es una práctica excelente, y un buen sitio para empezar. Las ocasiones para ser valiente en defensa de los demás ---para acompañarlos en circunstrancias difíciles---son buenas para adquirir coraje, es decir, para aprender a manejar nuestra confianza y nuestro temor, para aprender a discernir qué es lo correcto, y para dominar nuestra voluntad.
Finalmente, niños felices

Tomado del libro: Coraje.
"El libro de las virtudes".
De: William J. Bennett.


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