SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS

Iglesia de Santo Domingo, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México.  El contraste es manifiesto, el tiempo de la Colonia Española y el México moderno, en incesante obsesión por los tiempos idos, traidos al presente por el arte y la cultura tradicional, representada principalmente por estas añejas edificaciones y pequeños objetos, principal atractivo de los turistas que se aglomeran alrededor de los puestos comerciales para adquirirlos y conservarlos de recuerdo.

La misma iglesia, en diferente perspectiva, iluminada por un chorro de luz, que deja entrever entre sus recovecos algunos detalles del arte de la época.

La magnificiencia del arte, olvidada detrás de pequeñas galeras en donde los comerciantes exhiben su mercancía, unos cuantos son los que se acercan y acceden al interior del templo para admirar su belleza.

Ríos de gente transita en todas direcciones por esta calle, en busca de bienes y servicios que el comercio ofrece a los turistas en una amplísima gama de satisfactores.

Da la impresión de ser un pequeño espacio, pero más bien se ve reducido por la enorme cantidad de gente reunida en un solo lugar.

Un aire frío recorre el ambiente, situación que aprovechan estas vendedoras, que apenas se dan abasto para llevar a cuestas su abrigadora mercancía, bastante socorrida por los friolentos transeúntes.

El cielo y la tierra, parecen uno solo en esta hermosa vista, tomada desde el centro de la Ciudad, exactamente frente a Catedral.



A una temperatura de ocho grados centígrados a la interperie, pudimos observar esta pequeña abertura entre el cielo y la tierra,  por donde se introduce una ráfaga del sol, que además de iluminarnos, estabiliza el clima para ofrecernos un ambiente más confortable.  La cruz, los faroles y el árbol en la cima de la montaña, no se inmutan por el gélido aire, y permanecen atentos a los imprevistos cambios de la naturaleza.

En primera instancia, la Catedral y enseguida el Palacio Municipal, testigos del ir y venir de la gente que transita por la calle en forma desordenada y escucha el murmullo incoherente y el taconeo incesante de los paseantes.

Grises nubarrones, cobijan, en primer plano, a la Universidad Autónoma de Chiapas, y al fondo, el Arco del Carmen, que es parte de la Iglesia del mismo nombre, animadas siempre por la alegría y el calor de la gente.



Avenida cerrada al tránsito vehicular, delimitada precisamente, en el tramo que va de la Iglesia de Santo Domingo a la Iglesia del Carmen.

Los portales, son parte importante de las tradiciones en una ciudad de la época colonial, en ellos podemos disfrutar sin ambajes de ningún tipo, el ambiente que armoniza y encaja perfectamente con lo que buscamos todos aquellos que nos aventuramos a disfrutar de las entrañas y la intimidad de la Ciudad.

El parque central, es el paso obligado para desplazarce a varios puntos de la ciudad, a su alrededor se encuentran el Palacio de Gobierno Municipal, la Catedral, Hoteles, Restaurantes, Cafés y los Portales.

Parte de la vida cotidiana de la ciudad: el congestionamiento vehicular no es ajeno a esta ciudad, provocado eventualmente por algunas protestas y manifestaciones públicas de la ciudadanía.

Las causas de las demandas de algunas agrupaciones se ponen en evidencia públicamente, causando molestias a los ciudadanos, pero, esto es parte de la presión en el proceso para la solución de la problemática por parte de las autoridades.

El regateo, es parte del folclor entre la oferta y la demanda de los productos manufacturados fundamentalmente por mujeres artesanas, que con solamente una mirada o gesto, toman un acuerdo sobre cualquier propuesta del cliente.

Una realidad hecha tradición, el comandante Marcos llegó para quedarse, no solamente como parte de un movimiento armado que levantó ámpula a nivel internacional, más bien diría, como parte de un movimiento social, que indujo a una innovadora forma de pensar y sentir, incluyendo cambios en las bases fundamentales, orientadas hacia una nueva ideología política y de convivencia entre los diferentes niveles sociales y culturales, planteada acorde a las añejas necesidades y costumbres de las étnias locales que protagonizaron dicho movimiento.

Uno de tantos símbolos arquitectónicos que existen en la ciudad, que nos hacen recordar sin resentimientos, sin odios, ni amarguras, el colonialismo español, quien se encargó de transformar para bien o para mal, la vida de los mexicanos, tal como ahora la conocemos, despues de un largo, doloroso y penoso proceso.

Esta es solamente una fracción de los andadores del mercado de artesanías en la Plaza de Santo Domingo, en donde se distribuyen una gran variedad de artículos, elaborados por artesanas y artesanos de la localidad.

Otra expectativa de la vida cotidiana de ciudadanos que visitan el parque central, individuos que se acercan a este lugar por alguna causa, o sin motivo previamente concevido, simplemente llegan aquí y comienzan a disfrutar del ambiente acogedor del lugar.

Simbólica arquitectura que se distingue de todas las demás, no tanto por su estructura, sino más bien por lo que representa, es el asiento de la autoridad municipal, lugar de donde emanan, normas, políticas, órdenes y disposiciones de todo tipo, orientadas a la administración pública municipal, también representa el poder y la autoridad.

Aquí encontramos qué beber y qué comer, desde lo más sencillo hasta lo más sofisticado, cumplen con las exigencias que los clientes necesitan a costos razonablemente competitivos y compensatorios, incluyendo la amabilidad y calidéz de sus anfitriones.

Situación que por milenios no hemos querido erradicar, es el contraste eterno de la desigualdad en el entorno de nuestra pobre y mediocre sociedad.

Oferta de productos y servicios, que regularmente cubren la diversidad de necesidades  y gustos de los clientes de procedencia nacional y extranjeros, quienes además, gozan de los hábitos y costumbres de los lugareños, quienes expontaneamente ponen de manifiesto a los visitantes que se interesan en el conocimiento de otras culturas "ajenas" a la propia.

El placer de caminar y observar con la mayor tranquilidad, un cúmulo de situaciones y condiciones que se reunen en un pequeño espacio, diversidad de razas, culturas y formas de pensar.

Monumentos extraordinarios, los encontramos a cada paso en esta fresca y apasionante ciudad, como esta Iglesia del Carmen, con su histórico Arco que da continuidad a la calle para el paso de peatones y vehículos.

Aspecto común de la mayoría de las calles de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

Pequeña parte de la campiña que circunda la Ciudad, un tanto disminuida y desgastada, soportando atrincherada los embates de intereses mezquinos.

El pastoreo, una legendaria actividad universal, practicada regularmente por habitantes rurales, orientada especificamente, podríamos decir, hacia un beneficio económico, siendo el modus vivendi de algunos sectores poblacionales, que subsisten amparados por la explotación del ganado bovino, en el aprovechamiento, sobre todo, de la lana, y en segundo lugar, de su carne, principalmente, esta práctica se desarrolla en zonas con ambientes climáticos fríos, como lo es San Cristóbal y sus alrededores.

Los limpiadadores de calzado, son íconos representativos de ciudades tradicionales como esta; quienes en diversos casos, son un excelente contacto con la vida cotidiana de la ciudad.

Las vías terrestres de acceso a la Ciudad, no son una maravilla, pero, son seguras y hasta confortables. Para quienes quieren profundizar en un mayor conocimiento en la geografía física y humana del estado de Chiapas.

Los grandes bosques, han sido víctimas de nuestra ignorancia y ambición; pero sobre todo, de la corrupción e impunidad.  De nuestra falta de compasión, de amor y comprensión. ¡El permiso está vedado para la explotación de la flora y la fauna"